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La zorrita caliente le jugó sucio al repartidor en su casa y le pidió una ayudita extra. El tipo, sin pelos en la lengua, no dudó en sacar la pija y metérsela bien adentro sin contemplaciones. La mina gemía tan duro que los vecinos seguro escucharon todo el escándalo. A pura pija y sin vueltas, la putita se retorcía de placer mientras el repartidor le daba con todo, sin misericordia. Un polvazo que comenzó como un simple trámite de entrega y terminó siendo la cogida del año. Esta mina sí que sabe cómo conseguir lo que quiere, ¡y vaya si lo consiguió!












