le hacen de lado la tanga a su novia venezolana pero le duele cuando se la mete toda

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El novio de la venezolana, con manos temblorosas pero decididas, le hace a un lado la tanga, revelando su piel suave y tentadora. Ella, con una mezcla de nerviosismo y anticipación, se recuesta en la cama, sus ojos fijos en los suyos. Con un movimiento lento y deliberado, él se posiciona, su miembro erecto listo para la exploración. Con una paciencia que refleja su amor, comienza a penetrarla, pero ella hace una mueca de dolor, sus ojos cerrándose con fuerza. «Espera, me duele,» susurra, su voz temblorosa pero decidida. Él, atento a su necesidad, se detiene, su cuerpo tenso por el esfuerzo de contenerse. Con una paciencia que refleja su amor, comienza a moverse de nuevo, esta vez con una lentitud que permite que su cuerpo se adapte a cada centímetro. Sus gemidos se mezclan, una sinfonía de placer y dolor, mientras él se mueve con un ritmo que busca el equilibrio perfecto. Ella, con cada respiración, se relaja gradualmente, permitiendo que el placer reemplace el dolor. En este momento, son conscientes del poder de la paciencia y el cuidado, disfrutando de cada sensación, cada momento de esta conexión profunda y significativa.

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