cogiendo de perrito a colegiala otaku

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Su uniforme estaba en el suelo, junto a los mangas que leía a escondidas. La colegiala otaku, de gafas y coletas, se arrodilló en la cama, ofreciendo un culo pequeño y firme que contrastaba con sus piernas largas y delgadas. Él se colocó detrás, y al sentirlo entrar, ella no gimió, sino que soltó un gemido agudo, casi un chillito de anime. Él la cogió de perrito con fuerza, sujetándola de las caderas mientras ella empujaba hacia atrás, perdida en una fantasía. «Más rápido… más duro», pedía, imaginando que era el protagonista de su doujinshi favorito. La escena era un cruce perfecto entre la inocencia de la nerd y la furia de una follada salvaje.

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