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la hermosa jovencita provocativa se movía con una confianza que desarmaba a todos. Su falda corta y ajustada realzaba cada curva, mientras su blusa semi-transparente dejaba poco a la imaginación. Con una sonrisa pícara, se inclinaba ligeramente, permitiendo que sus compañeros de clase vislumbraran el encaje de su sujetador. Sus movimientos eran calculados, cada paso diseñado para capturar miradas y susurros. En el aula, su presencia era un imán, distracción que nadie podía ignorar. Con un guiño coqueto, dejaba caer su bolígrafo, agachándose lentamente para recogerlo, saboreando cada segundo de la atención que generaba. La tensión en el aire era palpable, y ella, la maestra del deseo, disfrutaba cada momento de su poder.
