Que rica jovencita cachonda, con su piel suave y sus ojos llenos de deseo, se encuentra sola en su habitación, dispuesta a explorar su propio placer. Con una sonrisa pícara, toma un plumón suave y sedoso, perfecto para sus juegos eróticos. Se acuesta en la cama, separa ligeramente las piernas y comienza a mover el plumón por su cuerpo, provocando escalofríos de placer. Lo pasa lentamente por sus muslos, su vientre y finalmente llega a su zona más sensible. Gime suavemente, sus caderas comenzando a moverse al ritmo de sus caricias. El plumón, ligero y suave, estimula cada terminación nerviosa, haciendo que su respiración se acelere y su corazón lata con fuerza. Cierra los ojos, imaginando que son las manos de su amante quien la toca, llevándola a un estado de éxtasis. Sus movimientos se vuelven más rápidos y desesperados, hasta que finalmente alcanza el clímax, su cuerpo temblando de placer. Se queda allí, satisfecha y relajada, sabiendo que ha disfrutado de un momento de intenso placer.
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