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La zorrita caliente le pide al pololo que no le enfoque la cara mientras le mete la pichula bien adentro, ¡pero qué morbo! La pendeja está más arrecha que piojo de peluca y se nota que le encanta que le den bien rico. La muy perra se retuerce de placer, gimiendo como gata en celo, mientras el cabrón le da candela sin parar. Sus tetas rebotan con cada embestida y su culito se traga toda la verga como si fuera un agujero negro. No hay pudor ni vergüenza, solo puro deseo cochino y sudoroso. Esta putita sabe lo que quiere y lo pide a gritos, ¡qué viva la pasión desenfrenada!
pero no me grabes la cara la dice la jovencita al novio












