0 likes
¡Mira qué parejita más caliente! Aquí los tienes, los novios más fogosos del barrio, dándole con todo entre las hierbas como conejos en celo. La morra, con sus gemidos de ardilla en celo, está gozando como perra en celo con la verga de su macho adentro. Él, más contento que perro con dos colas, la embiste con fuerza, agarrándole las nalgas como si fueran su tesoro más preciado. La pasión se siente en el aire caliente, con los cuerpos sudorosos mezclándose en un vaivén fogoso que solo puede terminar en una explosión de delirio y placer. ¡Dale chavo, dale! ¡Que las hierbas no escuchan!












