la jovencita peludita le dice al novio que se la meta despacito por que le duele

En la intimidad de la habitación, ella, con su cuerpo suave y peludo, se recuesta en la cama, sus ojos llenos de una mezcla de deseo y nerviosismo. Él, con cuidado, se posiciona entre sus piernas, su erección lista. «Despacito,» susurra ella, su voz temblando, «me duele.» Él asiente, su mirada llena de ternura y comprensión. Con un movimiento lento y deliberado, entra en ella, centímetro a centímetro, dándole tiempo para ajustarse. Cada empuje es suave, sus caderas moviéndose con una cadencia tranquila. la jovencita peludita  jadea, sus manos agarrando sus hombros, mientras él se mueve con precisión, evitando causar dolor. El ambiente está cargado de una intimidad profunda, sus cuerpos conectados en un baile lento y cuidadoso. Con cada movimiento, el placer comienza a superar el dolor, y sus gemidos se vuelven más suaves, más relajados. Él, atento a cada reacción, continúa con su ritmo constante, llevándolos a ambos a un clímax suave y satisfactorio, donde el dolor se disuelve en un mar de placer compartido.