0 likes
¡Ay, la que se armó en esa casa cuando vi eso! Pillé a mi hermanito en plena faena con su amiguita de la universidad. La morrita gemía como loca, con las piernas bien abiertas y mi hermano dándole sin piedad. Se veían tan calientes, sudando como cerditos. La chica tenía unas tetas que rebotaban con cada embestida, y mi hermano la agarraba del pelo mientras le daba con fuerza. ¡Qué escándalo! Yo no sabía si reírme o salir corriendo, pero me quedé pegado a la puerta, caliente como chimenea. La escena era tan guarra que no pude evitar tocarme ahí mismo. ¡Qué rico ver a mi hermano culeando como un salvaje con esa perrita! ¡Y pensar que compartimos la misma sangre! ¡Vaya par de pervertidos!












