desvirgando a una morrita colegiala que se queja mucho

GRUPO TELEGRAM AQUI

En el aula vacía, el hombre maduro, con una mezcla de ternura y firmeza, se coloca detrás de la morrita colegiala. Ella, en cuatro, con su uniforme de escuela, se queja con cada movimiento, su voz un susurro de dolor y placer. «Shh, mi niña,» le susurra él, sus manos acariciando suavemente su espalda. Con un movimiento lento y decidido, la penetra, sintiendo la resistencia inicial de su cuerpo. Ella, con un gemido, se arquea, sus manos apretando el suelo. Él, con paciencia y delicadeza, se mueve dentro de ella, sus embestidas suaves y controladas. «Poco a poco, mi amor,» murmura, sintiendo cómo ella se relaja, adaptándose a la nueva sensación. Las quejas se convierten en gemidos, su cuerpo aceptando la invasión, mientras él, con cada movimiento, la lleva a un nuevo nivel de placer, en un acto de amor y deseo, donde el dolor se transforma en éxtasis.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *