La parranda estaba en su punto máximo y la amiga, bien pasadita de copas, no pudo resistir la tentación de ir con dos compas al hotel. Una vez en la habitación, sin pensarlo mucho, se soltó como langosta en mayo. Los chicos, más calientes que tetera en fogón, no perdieron tiempo y se lanzaron como lobos hambrientos a devorarla. Ella, gimiendo y retorciéndose de placer, se entregó sin pelos en la lengua a esa doble faena, siendo embestida por ambos a diestra y siniestra. La morra, con el cuerpo sudado y los jadeos sonando como mariachis en serenata, disfrutó de esa inolvidable experiencia que la dejó más caliente que sartén de fritanga. ¡Una noche de pasión desenfrenada que solo terminó al amanecer!
amiga borracha acepta ir con dos de sus amigos al hotel y ahi se la cogen entre los dos












