a la colegiala flaquita le da pena grabarse desnuda pero al final lo hace

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la colegiala flaquita se miró en el espejo, su reflejo mostrando una mezcla de inseguridad y curiosidad. «No sé si puedo hacerlo,» murmuró, su voz apenas audible. Su novio, con una paciencia infinita, la observaba, esperando. «Estás hermosa,» le aseguró, su tono suave y reconfortante. Con un suspiro, ella asintió, su decisión tomada. Con movimientos lentos y deliberados, comenzó a desvestirse, sus manos temblando ligeramente. La cámara, posicionada en un rincón, captaba cada momento, cada gesto. Primero, se quitó la blusa, exponiendo su piel pálida y su sujetador. Luego, con una respiración profunda, se bajó los pantalones, revelando sus piernas delgadas y su ropa interior. «Así, ¿está bien?» preguntó, su voz temblando. Él asintió, sus ojos llenos de admiración. «Eres perfecta,» respondió, su voz ronca de deseo. Con una nueva confianza, ella continuó, quitándose el resto de su ropa, su cuerpo expuesto y vulnerable ante la cámara. La escena era íntima y cruda, un testimonio de su valentía y su deseo de complacer. La colegiala, con cada movimiento, se entregaba más, superando sus miedos y encontrando un nuevo nivel de conexión con su novio.

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