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La morrita colegiala que parecía inexperta en el arte de mamar, demostró que las apariencias engañan. Con carita de inocente, la chiquilla se lanzó al ruedo sin saber cómo lidiar con el manubrio del tío, pero pronto se convirtió en toda una especialista en la materia. A punta de lengua traviesa, labios juguetones y garganta profunda, la morra supo cómo exprimir hasta la última gota de placer. ¡La nena aprendió rápido y ahora mueve la cabeza como una diosa! Le entró al asunto con tanto empeño que el chavo quedó más que satisfecho, ¡ni idea tenía la morrita de sus capacidades para mamar! ¡Una escena que te hará estallar como un volcán, chico!












