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La gordibuena esa, con sus curvas que te matan, se deja grabar sin vergüenza. La tienen ahí en la cama, con las piernas bien abiertas, mostrando esa panocha ya mojadita y ansiosa. Cada embestida le hace temblar las nalgas y le saca unos gemidos de la fregada, con una carita de perra arrecha que pide más a gritos. Se la pasa moviendo ese culote como una posesa, sintiendo cómo la parten bien profundo, sin misericordia. La muy golosa disfruta cada segundo, sintiéndose toda llena, mientras la cámara no pierde detalle de cómo se la comen por todos lados, dejándola hecha un mar de leche y con ganas de otra vuelta.
