la jovencita tiene un enorme par de tetas que a todos sus compañeros deja con la boca abierta

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La jovencita caminaba por los pasillos del colegio como si llevara un secreto a la vista de todos. Bajo su blusa uniformada, se escondía su arma de mas seducción: un enorme par de tetas que desafiaban la gravedad y el sentido común. No importaba si llevaba el suéter puesto o si intentaba ocultarlas con libros cruzados sobre su pecho; su volumen era innegable. Cuando pasaba, el murmullo se apagaba. Las conversaciones se detenían. Todos sus compañeros, chicos y chicas, se quedaban con la boca abierta, con la mirada perdida en la suave ondulación de su pecho con cada paso. Eran dos montañas de carne que prometían un paraíso prohibido, un espectáculo silencioso que convertía cada día de clase en una lección de deseo.

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