0 likes
En la penumbra de la habitación, un hombre maduro, con una experiencia que se refleja en cada línea de su rostro, se acerca a una jovencita flaquita, sus movimientos llenos de una confianza que ella encuentra irresistible. Con dedos expertos, él la guía, explorando cada centímetro de su piel suave y delicada. Ella, con los ojos cerrados y el cuerpo temblando de anticipación, se entrega completamente. Él, con una sonrisa traviesa, se posiciona, sabiendo exactamente lo que quiere. Con un movimiento preciso, libera su deseo, dejando que su esencia cálida y viscosa se derrame sobre su rostro. Ella, sorprendida pero excitada, siente cómo cada gota marca su piel, un recordatorio del poder y la pasión que él desata.
