En el silencio de un aula vacía, un hombre maduro, con una presencia imponente y una mirada penetrante, se acerca a la morrita colegiala. Su uniforme, un símbolo de inocencia, contrasta con la intensidad del momento. «Ponte en cuatro, mi niña,» le susurra, su voz grave y autoritaria. Ella, con una mezcla de nerviosismo y obediencia, se arrodilla, colocando sus manos sobre el suelo, levantando su falda con movimientos lentos. La piel suave de sus muslos se revela, y él, con una sonrisa de satisfacción, se coloca detrás de ella. Sus manos firmes sobre sus caderas, la penetra con un movimiento decidido, sus cuerpos moviéndose al unísono. Ella, con un gemido contenido, se pierde en la sensación, el sonido de sus respiraciones aceleradas llenando el aula, mientras él, con cada embestida, le recuerda quién manda, en un juego de poder y deseo en el corazón de la escuela.
hombre maduro le dice a al morrita colegiala que se ponga en cuatro
Related videos











